Algunas ideas que se me ocurrio escribir y que, inocentemente, me deje convencer que se dejaban leer, ahora, no se si se dejan leer, pero entretiene escribirlas, a su propio riesgo, padezcanme.

viernes, 8 de septiembre de 2006

Arquetipo.

Príncipes y princesas, sapos y ranas, la típica fauna que predomina en el escenario del amor, al menos al inicio de una relación, después hay mutaciones pero eso lo veremos en otro momento. Todos buscamos, al menos en los inicios, a nuestros respectivos príncipes o princesa azules, los/las imaginamos, le damos forma, carácter, cualidades, sensibilidades y un sinfín de ades mas que hacen de ese conjunto de virtudes el arquetipo de nuestra pareja ideal, y con la lista de requerimientos en el bolsillo nos embarcamos en su búsqueda.

Ilusos en nuestra juventud, esperamos ver en quienes nos atraen ese compendio de elementos que sentimos nos darán la plena felicidad a nivel de pareja, claro esta, no lo encontramos, quizás se nos crucen personas que se asemejen mucho, pero nuestra imagen ideal suele ser muy exigente y nos llevara un tiempo de pruebas y errores entenderlo, creo que a casi todos nos ha pasado de alguna manera esto que cuento aquí.

El arquetipo de la pareja ideal es eso, un patrón, una medida, pero como todo lo ideal, es difícil si no imposible hallarlo, entonces vienen las deformaciones o las aceptaciones. La madurez pude llevarnos al reconocimiento de la ineficacia de llevar a cuestas un patrón de medida para algo que no resiste comparaciones, y la aceptación de que quizás, la perfección hasta resulte aburrida, de ahí se desprenden nuevas posibles conductas.

Por un lado dejar de buscar lo inexistente y permitirle a la vida sorprendernos con otros seres humanos de riqueza propia con quienes nos sintamos a gusto como para dejarlos entrar en nuestras vidas y compartirla, aceptando sin cambios a quien el destino puso en nuestro camino y haciendo de ese ser que también nos siente en su interior, nuestro compañero de vida. Quizás, también, se elija a aquella persona que nos parece mas adecuada, con el intimo deseo de cambiarle aquellos “detalles” que nos pueden incomodar, permitiéndole también ingresar a nuestro camino, pero a sabiendas que haremos lo posible por que se adapte a lo que pretendemos.

El primer camino es casi un arquetipo en si mismo también, pero en todo caso es mas factible de ser vivido, es una situación ideal quizás, pero como acostumbro a reflexionar sobre lo que he vivido, se que es posible, el segundo, camino también recorrido alguna vez, es el mas doloroso, por que nos da la sensación de plenitud inicial, hasta que aprendemos que no se puede pretender cambiar a los demás, quizás haya una adaptación mutua, pero no podemos hacer de la otra persona alguien que no es, por el simple hecho que así nos gustaría mas.

La vida es muy compleja pero da gusto recorrerla, aprendí con el tiempo que mi pareja ideal es quien esta conmigo en ese momento, aprendí que los “defectos” que quizás no lo sean, forma parte de su ser, es su patrimonio y riqueza como ser humano, y como tal merece ser respetado, al cabo terminaremos disfrutando de ese todo elegido, y en el peor de los caso, nos daremos cuenta que deberemos seguir caminos separado, sin perder, quizás, el cariño por esa persona.

¿Será muy arquetípico lo mió?

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