Estrategias.
Dicen que en el amor y en la guerra todo se vale, no coincido, comparar dos cosas tan extremas, tan opuestas, no me resulta una idea de lo mas feliz. Quien haya acuñado por primera vez la frase creo que la dejo salir con mucha liviandad, es efectista, pero bien meditada y a sabiendas que muchos disentirán conmigo, es patética.
Podríamos hablar de estrategia, de sentimientos, motivaciones y quien sabe cuantas cosas mas, pero eso en si mismo no los hace comparables, los libros tiene lomo y no los podemos agrupar con un animal, que también lo tiene, de la misma manera no se me ocurre relacionar a una mesa con un caballo, mas allá de compartir el hecho de que ambos poseen patas, ejemplos sobran, contraejemplos supongo que también, ahondemos entonces.
En el único punto es que haría valido el concepto inicial, es justamente cuando el amor deja de existir en alguna de las dos partes, sea por la razón que sea. En muchos de estos casos el final de una relación se transforma simplemente en una guerra. Estoy claramente conciente que cada persona es un mundo, que no todos reaccionaremos de la misma manera frente a las mismas situaciones, pero por mas que me empeño en imaginarlo, no se me ocurre el por que debería dañar a quien alguna vez amé. No lo justifica la perdida del amor, no lo justifica el engaño; si, se lo que piensan, pero tratare de profundizar lo que digo.
La perdida del amor no es manejable, no es elegido, solo pasa, nadie es culpable o los dos lo son, como sea, no es vía libre para un conato de agresiones de variopintos matices. Muchas veces el engaño esta ligado a esa perdida de amor, o a lo que sea, pero mas allá de los motivos, la venganza no satisface el dolor y en todo caso nos rebaja al mismo nivel de aquella persona que nos traiciono, me quiero demasiado, al menos en mi caso, como para nivelar hacia abajo.
Los dos ejemplos elegidos, serán fuente de dolor, como adultos lo deberemos manejar, con altura y buen criterio, el mundo no se apaga por eso. Claro esta, es mi manera de pensar, y desde esta óptica me resulta imposible de digerir que algunas personas recurran a estrategias propias del combate bélico para “resolver” una crisis final de pareja. Rehenes, trofeos, victimas, palabras propias de una guerra, pasan a formar parte de la disolución de una pareja cuando alguno no tiene la entereza espiritual e intelectual de manejarlo, presiento que me estoy ganando disgustos.
Una estrategia en la que sea valida la difamación, el utilizar el amor de los hijos, la moral de familiares o amigos, cuando el concepto de solución pasa por volver en contra de aquella persona que hemos amado, a todos sus afectos, minimizarla, por que no, destruirla, me parece de una altura espiritual paupérrima, y sin embargo es tan común que me asombra.
No soy un ser humano absolutamente superado, he sufrido ese dolor en mas de una ocasión, lo he hablado, atendido razones, planteado las mías y si el resultado no era el deseado, con todo respeto, continué mi vida por otro camino, divergente de aquella persona elegida, pero sin perder el tiempo en lamentaciones y mucho menos en una ira sin sentido, trato de vivir de una manera productiva, creativa, y aunque suene absolutamente soberbio, veo a mi alrededor, actitudes de tal mediocridad, que me hacen agradecer ser yo mismo. Es un comentario, puede servir o no, pueden disentir o no, como sea, es una realidad de lo mas común, presten atención y lo notaran.
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