Y van 41…

Se supone que hace como seis meses que había empezado a transitar, según una gran amiga, la crisis de los cuarenta, así, teóricamente en crisis me agarraron los cuarenta y uno, entraron despacito sin hacer olas, de ninguna manera rimbombante, casi como una brisa, poético ¿no?

Ahora frente al espejo, recién bañado, me observo imparcialmente, hombros anchos, brazos fuertes, tórax amplio, recuerdos de años de pesas y remos, puro músculo; bajo la mirada..., la panza, unos inexpresivos salvavidas alrededor de mi cintura, uf, definitivamente puro músculo, músculo de ternera, de cerdo, de cordero, de ave, de pescado, ¿se llamaran también músculos los de los pescados?, como sea, un compendio histológico en mi propio cuerpo, definitivamente debería volver al yogurt dietético con colchón de frutas.

No es que me queje, el sedentarismo tiene contraindicaciones, soy conciente de ello, pero bueno, uno a veces recuerda las capacidades físicas dormidas, sobre todo cuando un 24 de diciembre, decide saltar del techo de su casa, como hace diez años atrás, hace diez años atrás, uno se erguía orgulloso y satisfecho, este 24 de diciembre, me erguí y salí rengueando con un tobillo seriamente disgustado por mi audacia y con cara de circunstancia.

A mis cuarenta y un años tengo una madurez que no tenia antes, aprendí muchas mas cosas de las que sabia, soy apenas mas serio que entonces pero igual de inquieto, eso es intrínsecamente muy bueno, lamentablemente he sido incapaz de cultivar el don de la paciencia que caracteriza a los sabios de las culturas orientales, bueno, no se puede todo en la vida.

Mas voluminoso que en mi juventud, aun sigo disfrutando la vida, aprendí entre otras cosas que es mi personalidad y no mi aspecto lo que acerca a la gente hacia mi, en todo caso eso es un valor que puede mejorar con el tiempo en lugar de perderse como ha pasado con algunas de mis formas. En definitiva, mis formas, son recuperables, quien nada ha aprendido de su transito por la vida, a cierta edad, se vuelve en cierta forma impermeable a las enseñanzas que esta ofrece, encerrado en una serie de galimatías personales bajo los que es mas cómodo ampararse, hacer dieta y ejercicio implica un cierto sacrificio, ser mejor persona es toda una aventura que no esta al alcance de cualquiera, así que mis simpáticos kilos de mas pueden descansar tranquilos, se iran alejando lentamente, casi sin darse cuenta, lo importante, es que tan mala persona no debo ser, aun hay mucha gente que me quiere y elige. Brindo por eso, claro que con un vaso de gaseosa Light.