Obra Maestra.

Es una de las obras de arte más hermosas que el ser humano pueda contemplar, nadie conoce exactamente su origen, perdido en el crepúsculo de los tiempos. Su autor, eximio sin lugar a dudas, se vuelve casi omnipresente en ese gajo de su talento.

Que se puede decir, sin ser un crítico especializado, de semejante maravilla. Como dije, no lo soy, por lo tanto solo volcare mi personal impresión. Podría pasarme la vida entera contemplándola, aprendiendo de ella sus mas ínfimos detalles, ya que cada uno es en si mismo una tormenta de sensaciones, que hombre no se podría enriquecer, extasiado, ante lo inevitable de su profunda belleza, que, aunque sea una dicotomía, esta mas allá de las formas.

Si cerramos los ojos podemos sentir un tenue aroma, particular y propio, sutil y atrapante, al embriagarse en él, uno casi podría dejar de lado el resto de los sentidos sin que llegara a importar. Lo cierto es que al develar nuevos detalles, cada uno de estos sentidos cobra importancia.

Aguzado el oído la delicada melodía acompasada, un aliento breve pero profundo, se hace lugar entre las sensaciones percibidas, una nueva música asonante de vida, quizás como voces, quizás como gemidos, quizás como suspiros, quizás como gritos, en si misma deja ver imágenes de serenidad, de gozo sensual, de sensibilidad y de nueva vida.

Al tacto descubriríamos un cambiante paisaje, lleno de texturas diferentes y a la vez adictivas, suavidades extensas, breves rugosidades, formas curvas y alargadas, un todo heterogéneo pero armónico, un todo que, una vez descubierto, es casi imposible de abandonar.

Con los ojos aun cerrados, seriamos capaces de percibir los diferentes e increíbles sabores que milagrosamente el artista nos ha regalado, no se si los sepa definir, pero metafóricamente encontraría el sabor de la pasión, el sabor de la vida, el sabor del deseo, el sabor de la fatiga, el sabor de la tristeza, increíblemente amalgamados pero identificables en un mismo ámbito.

Para el final el menos importante de los sentidos que podríamos usar para apreciar tal prodigio, abriendo los ojos podemos apreciar el calor de la sonrisa o el llanto antagónico que representa por igual dolor o felicidad en una común expresión, las formas del deseo, las formas de la vida por venir, las formas de la blanca sabiduría, las formas…

Definitivamente me saco el sombrero, que artista ha de ser Dios si ha sido capaz de componer una obra tan maravillosas como es la Mujer, solo puedo agradecer su talento.