Espejitos de colores.
Cuando era muy joven, escribía poemas, patéticos por cierto, que encuadraban en diferentes tipos de mujer, ellas miraban alborozadas como un joven de 20 o 22 años, estudiante de una ciencia dura, tenia la sensibilidad de improvisarle un poema, escribirlo y obsequiárselo; fue una idea cuasi brillante, claro, la inexperiencia produjo el entrecruzamiento de mis originalísimas creaciones y casi termino como cantor de opera, Castráti para ser mas preciso.
En ese momento el premio a mi inspiración era un momento de sensualidad, quizás para los amantes de la literatura no sea un objetivo de lo mas noble, pero ciertamente el resultado era una explosión para los sentidos. Veinte años después, a instancias de una gran amiga, volví a escribir, con algo mas de madurez, no crean que mucha, y con el fin de dar por sellada la discusión sobre mis cualidades literarias y la publicación, con mi mencionada amiga.
Bueyes Perdidos nació de esta manera, y con más entusiasmo del que jamás imagine, me vi publicando casi a diario, al menos mientras aun tenía departamento y por ende, tranquilidad para hacerlo. Encontré por entonces varios foros o paginas donde escritores amateur como yo publicaban y los invadí, ahora me he vuelto mas selectivo, casi no publico en otros lugares y me dedico a cuidar a mi hijo selecto, el origen de que ustedes en este momento me estén leyendo. Algunas veces unos pocos me han dicho que debería publicar en papel, seria un sueño, pero no creo que el destino ponga en mi camino un editor lo suficientemente borracho para firmar un contrato valido en una servilleta de papel, en un bar, así que, participé de un concurso.
Mas allá de los resultados, me puse a pensar cuanta ilusión se puede armar una persona inteligente ante una respuesta satisfactoria, que tanto puede llegar a hacer cuando el ego es exacerbado por un ente que tiene visos de autoridad; me puse a pensar, como dije antes, porque no fui capaz de vivirlo, con la confirmación ante mis ojos, de mi semifinalista posición, ciertas cosas no me cerraron. Redondeando, parece que era uno mas de los posibles incautos que comprarían espejitos de colores, en este caso bajo la forma de un poema publicado en una antología, pero en la que tenia que comprar el libro aun si me premiaban, bien, sospeche y acto seguido investigue.
Lo que encontré no es ilegal, pero la ley a veces permite ambigüedades que pueden pulverizar los sueños de incautos, los he encontrado a patadas en los foros, que sueñan con mostrarle a sus padres su obra primorosamente publicada. No niego que me gustaría ver mis palabras impresas al alcance de la mano de todos, pero soy practico y algo conciente, supongo que la mayoría de los que me leen lo hacen por que les gusta lo que escribo, de la misma manera que yo mismo los he elegido para leerlos y con la clara conciencia que no siempre me ha de gustar lo que produzcan, pero la ilusión del libro en papel la conservo intacta.
Soy analista de sistemas, me he orientado a la seguridad en redes informáticas y a lo mejor me he vuelto paranoico o intuitivo, lo cierto es que, mas allá de lo personal, descubrir que hay entes tan organizados para obtener ganancias no me sorprende, pero si me da prurito que se haga mediante el uso de la sensibilidad y por que no del ego de las personas, muchas ilusiones rotas en quienes de buena fe habrán dejado sus cuarenta y tantos euros por un ejemplar de la antología en la que su alma habría sido plasmada en papel, para decirlo de manera comprensible y sin florituras, una estafa, así, a secas.
Lamento profundamente que muchos, sigan a pie juntillas los pasos indicados en el mail por el cual se nos anoticia de nuestro supremo talento, el ego indudablemente habrá crecido en forma proporcional a como enflaquecerán las billeteras de los ilusos escritores inéditos. Que pena no haberme dado siquiera el brevísimo tiempo de ilusionarme como escritor antes de haberme alertado como profesional. Quizás la proxima.
No todo lo que brilla es Centro Poético.
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