Mr. Hyde.

El Dr. Jekyll personal que forma parte de mi ser, es el que la mayoría de ustedes han percibido a lo largo de mis letras, los que solo me leen, y con el trato aquellos que algo mas saben de mi. Este buen doctor es el que ha compartido aquellas experiencias de la vida que, lentamente, lo han ayudado en su crecimiento como persona, pero este mismo doctor, desconocía o negaba la presencia de Hyde en su interior, ese perverso ser que le hacia el mas temeroso e inseguro de los seres humanos, ese personaje capaz de llevarlo a cometer las peores inconsistencias bajo el amparo de la inseguridad, conciente o inconciente.

Hyde ha sido alimentado desde la mas tierna infancia por diferentes coprotagonistas de mi vida, desde la maldad inocente de la infancia hasta la filosa malicia de los adultos, Hyde encontró en algún rincón oscuro y mal cuidado de una psiquis débil, a pesar de la imagen auto construida, el terreno fértil para su desarrollo y él mismo, en la perversa necesidad de mostrar su existencia, ha dejado una huella, a veces dolorosa, en eventuales partenaires de vida, algunos como victimas otros como victimarios.

Hyde hace poco se ha encontrado frente a frente con Jekyll en una especie de parto que definitivamente no ha sido gratuito para la integridad del segundo. Un parto de crecimiento, pero de crecimiento profundo, de ruptura de miedos escondidos, el costo de eso, quizás la perdida mas importante en una vida en la que se ha buscado el final del arco iris sin haberlo sabido hasta que se lo encontró. Quizás la consecuencia de ese crecimiento llegue a ser la herida mas profunda en el alma de una persona, pero la certeza de no repetir errores propios de un ser escondido, mezquino y mediocre, que amparado en el buen doctor, dejaba muchas veces su huella oscura en el entorno.

Quisiera decir que Hyde ha muerto, pero descreo de eso, si puedo afirmar que el noble Jekyll predominara hasta que finalmente, con el metódico paso del tiempo, logre exorcizar ese demonio que desequilibra el interior del mas pintado de los mortales, una lucha de todos, aunque muchas veces inconciente.

Gracias amigos a los que se preocuparon por mi ausencia, bien, esta es la razón, a veces es difícil escribir cuando lo mas cotidiano se hace tortuoso a la luz de las propias debilidades, aunque, sin debilidades para superar no se lograrían las fortalezas y ciertamente, después de esto, me habré vuelto muy fuerte. Perdonen el uso de este espacio para una intimidad, pero es, también, una expiación publica a quien he lastimado en lugar de honrar, nobleza obliga.