Ética.

El motor de mi moto es una caja negra para mi, mas allá de ciertas cosas que hacen al mantenimiento básico, cuando la moto deja de funcionar correctamente, últimamente eso es el 90 por ciento del tiempo, mi cerebro resulta incompetente a la hora de siquiera, arrimar una solución, que digo solución, un diagnostico. Lo que comento no tendría nada de particular si no hubiera pagado bastante dinero, no hace tanto tiempo, para que mí vieja moto de quince años de antigüedad quedara como nueva.

Un cliente mío que tiene casa de repuestos de estos vehículos, así como un pequeño taller, es quien ahora se encarga de mi amiga, cuestión de reciproca confianza, esto me hizo pensar mucho en algo que se conoce bien de palabra pero se respeta poco de acción, la ética profesional.

Hay un dicho, no se que tan popular sea, que dice que cuesta lo mismo hacer las cosas bien que hacerlas mal y es cierto ya que en general se invierte la misma energía en ambos casos. Pero, muy a mi pesar, viví en carne propia la falta de ética, un arreglo chapucero presentado como si fuera la renovación total de la moto. Lo mismo pasa en mi profesión, la informática, con lo que tenga que ver con el soporte técnico, el usuario común desconoce mucho sobre el funcionamiento de la PC, usada como un electrodoméstico mas, y los improvisados juntos con los que quieren explotar a estos usuarios, hacen que de desvirtúe una profesión que no se lo merece, bueno, ninguna lo merece.

Hacer las cosas a conciencia, ser requerido por un buen trabajo y honestidad, son para mi puntos mas valiosos que el hacer dos pesos de mas y perder un cliente, por una ambición de vuelo bajo.

Ojala llegue el momento en que todos disfrutemos de la tranquilidad de encontrar personas que brinden servicio y nos den tranquilidad, mientras, habrá que experimentar hasta encontrar los pocos que lo hacen.