Algunas ideas que se me ocurrio escribir y que, inocentemente, me deje convencer que se dejaban leer, ahora, no se si se dejan leer, pero entretiene escribirlas, a su propio riesgo, padezcanme.

lunes, 3 de julio de 2006

Cuando sea grande me quiero parecer a…

Desde muy chiquito me intereso la lectura, movilizaba mis fantasías, me sumergía en divertidas, nuevas y cautivantes aventuras. Internamente siempre tuve una envidia, de las más sanas, por aquellos autores leídos por mi alguna vez que eran muy capaces de volcar en papel, sus mejores fantasías.

A medida que fui creciendo, me di cuenta que escribir era muy diferente de hacer la famosa redacción escolar, tema “la vaca” que en algún momento de nuestra vida de alumnos nos hemos visto en la necesidad de componer. Con el paso del tiempo, mas allá de la abstracción propia de la historia redactada, encontraba la investigación implícita y oculta que el autor debió en algún momento realizar.

Como decir, si yo, en este momento quisiera escribir una historia, de la naturaleza que sea, ambientada en la isla de Cerdeña, debería en principio tener mas que una idea de donde queda dicha isla, como se llega, que idioma se habla, sus calles, sus hoteles, sus costumbres, digamos que quedaría un poco fuera de contexto poner al protagonista de la historia pensada, a hacer un asado, o correr una loca carrera a caballo en Venecia, dedicarse a labores agropecuarias en el Tibeth, me resulta raro imaginarme las vaquitas en las laderas de las montañas, saltando animadamente como cabras.

Las historias de espías, merecen una cierta idea del funcionamiento de los servicios de inteligencia de los países, las armas que usan, las técnicas de espionaje más básicas, los métodos de contacto, sus disfraces diplomáticos y un sinnúmero de detalles que hacen que la trama de la historia se vuelva divertida por su credibilidad.

Casos extremos tenemos al hablar de un escritor como Borges, que leerlo sin un diccionario se hace una tarea imposible, por el impresionante manejo del idioma que el tenia, los sinónimos, su dominio del idioma ingles, el latín y la creatividad implícita en un cerebro privilegiado, un verdadero lujo leerlo.

Pero, nada es imposible dicen, no existe el “no puedo” me dijeron alguna vez, y me hice cargo de eso, así que acá estoy, poniendo parámetros base, para que al leer a un verdadero escritor se aprecien las cualidades de este arte, por encima del aporreo metódico del teclado, hecho por un aficionado, como es este caso.

Les juro que pronto tendré un par de luces de inspiración mas que hoy, pero bueno, les dejo esta idea suelta para pensar.

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