El hombre, la crisis y la mar en coche.
Una noche de folclore, pizza dura y pies hinchados, una punzante amiga que me notaba algo deprimido, en medio de mis balbuceantes justificaciones, me hizo notar que estaba viviendo la crisis de los cuarenta. La crisis de los cuarenta, suena a una rebelión soportada por Ali Baba, pero no, es algo que nosotros, los hombres de la especie, aparentemente solemos pasar por este momento de nuestra vida, me digo a mi mismo, que no ando correteando adolescentes, que no uso gorras de base ball, no me mato por horas con juegos de video ni gimnasio para asesinar mi panza amiga, pero ella es inteligente y sensible, sabe ver como pocos en lo profundo de los demás.
Reflexionemos juntos, hace unos once años pesaba 78 kilos, hacia pesas 3 veces por semana, corría 32 kilómetros también semanalmente, remaba, era, como ahora, responsable en lo laboral, pero mas disperso en lo personal, hoy peso 102 kilos, corro, como mucho unas 32 baldosas antes de perder el conocimiento por la falta de aire, y estoy, mas serio, pero tampoco demasiado, eso repercute de alguna manera en mi psiquis?
Como varias veces he escrito en estas paginas, la vida es una gran maestra, pero esas cosas del inconciente, el yo y el súper yo, no nos abandonan, aproveché mi vida lo mejor que pude, aun lo hago, día a día aprendo de mi mismo y de los demás, la magia de despertarse no se apaga con el paso del tiempo, un nuevo día es una caja de sorpresas que vale la pena vivir, no me siento adocenado, ya que ese estado no pasa por mi tipo de empleo o cuanto gano en el, si no que pasa por mi libertad interior de vivir las cosas de manera jugada, el poder seguir “volando” en las formas no tradicionales, volando con la mente y el alma, pero a pesar de eso, debo estar viviendo la crisis de los cuarenta.
No me incomodan los años, no desvivo tratando de retrasar el paso del tiempo, pero el aprendizaje muchas veces es duro y doloroso, deja huellas de las buenas y de las otras, la acumulación de cicatrices de las otras quizás sea una de las causas de la famosa crisis, esto debe estar por demás estudiado, y yo apenas estoy chapuceando sobre un tema serio e importante, pero justamente, el ser lego en la materia, me otorga la impunidad de hablar libremente de sentimientos y sensaciones.
Quien sabe que ven en mi los demás para notar el proceso de la crisis, yo no lo siento en mi mismo, pero no puedo desoír las voces de las personas que cerca nuestro nos quieren, la sabiduría de la vida no es algo para dejar de lado. Muchas de las cosas que he escrito, mas o menos seriamente hablan de alguna manera de mi, de mi forma de ser, de mi forma de pensar y sentir, estoy lleno de conclusiones y a medida que estas aparecen, me surgen nuevas preguntas, soy, como todos nosotros, un ser en extremo complejo, y tengo, como la mayoría de nosotros, la exquisita ceguera de no ver en nosotros mismos lo que nos afecta. Tuve un fin de semana de reflexiones, entre ellas las que corresponden o mas bien son motivadas por la famosa crisis, como sea, las líneas de conducta que se tome de esas reflexiones solo me competen a mi mismo, pero los mecanismos, las motivaciones y las reflexiones, son cosas que pueden servir a mas personas, soy egoísta para algunas cosas, herencia de hijo único, pero para la vida no lo soy, por que todos podemos aprender de todos, esto es apenas una presentación, pero por unos días, creo que deshojaremos la margarita de la crisis de los cuarenta sobre un individuo testigo, yo mismo, con el particular prisma que da hablar de cosas inconcientes, desde la propia óptica, por primera vez desde que escribo cosas en el blog y para mi, me encuentro con un verdadero desafío, si no los aburro, evolucionemos juntos las cosas sumergidas en lo profundo de un ser, que hacen que, en un determinado momento de la vida, esta cambie de color, hasta poder romper este nuevo cascaron, aunque mas bien, creo que lo mas adecuado seria pensar en resurgir de lo que sea que viva, me hará sentir como un fénix, aunque algo gordito y peludo (ni se atrevan a pensar en Platero).
0 Perplejos:
Publicar un comentario