Algunas ideas que se me ocurrio escribir y que, inocentemente, me deje convencer que se dejaban leer, ahora, no se si se dejan leer, pero entretiene escribirlas, a su propio riesgo, padezcanme.

lunes, 10 de julio de 2006

El libro volador.

La bruma del tiempo, esto de andar plagiando se me esta volviendo una costumbre, el titulo que puse, es el titulo que tenia el primer libro que oficialmente debí leer, en la prehistoria de mi vida, la bruma del tiempo, bueno, parte de la letra de un conocidísimo tango, al cabo si Bucay lo hace, por que no hacerlo yo, que soy un perfecto desconocido.

Cuando tenia seis años, como parte del material que se me pidió para garabatear mis primeros palotes, estaba un libro, “El Libro Volador”, cuanto misterio y fantasía envuelto en un simple nombre, pero que efecto, la bruma del tiempo desdibuja, como nos debe pasar a todos, el real contenido de ese pequeño y muy ilustrado libro, convengamos que en su cuaderno de ejercicios, debía, uniendo puntos con un trazo, dibujar las vocales, o escribir pequeñas frases como “mi mamá me ama”. Antes de habérseme enseñado académicamente a leer, lo hacia, aunque sin hipnosis soy incapaz de decir como demonios aprendí, y no supe esperar, la natural evolución de la lectura de sus capítulos de la mano de mi maestra, lo hice por mi cuenta, fascinado, hasta el final.

Aprendí que mi propia imaginación, eternamente rica en fantasías, aun ahora, (si chicas, aun ahora), podía alimentarse de las fantasías escritas por otras personas, mi propia imaginación, le daba forma y color a los escenarios, los personajes, eran tan lindos o feos como yo quisiera, tan malos o tan héroes como me sugerían y aun mas, y supe que quería seguir leyendo.

Cuentos diversos, los clásicos de aventuras, que mi memoria despistada y mi poca atención, perdió títulos y autores, pero imposible olvidar al visionario Julio Verne, con su visión anticipada, un Da Vinci de la literatura, Isaac Asimov, con su mundo de robots, tecnología y viajes en el tiempo, nunca entendí como un solo hombre en tan corto tiempo fue capaz de escribir tanto, desde la mas pura ficción, al mas erudito tratado de física. Un sinnúmero de libros con historias de armas, equipos y eventos de la segunda guerra mundial, novelas de espionaje, de empresas, tratados de historia con puntos de vista mas realistas que los clásicos que usaba en la secundaria, casi cualquier libro que caía en mis manos era devorado sin miramientos, pocos me aburrieron, todos me dejaron algo, me gustaría ser mas preciso en mis citas, pero insisto, tengo una pésima memoria para lo que no sea el contenido de lo leído, tan compenetrado en las historias estaba que poco mejoro mi ortografía a pesar de tanto leído, lo admito.

Trepe pocos árboles, leí muchos libros, pero aprendí mucho también, aprendí a pensar de mas de una manera, cualquier problema tiene diferentes frentes de ataque, siempre hay mas de una solución, solo hay que encontrarla, la lógica se ejercita, si la imaginación se estimula, la creatividad no se oxida y por consiguiente, esa actitud y aptitud, ayuda a ser una persona mas completa, a conversar mejor, a pensar con un horizonte mas amplio.

Mi biblioteca personal es muy humilde, casi inexistente, pero los pasillos de las bibliotecas publicas conservan frescas mis huellas, me imagino la cara, o mas bien lo que pudo pensar la bibliotecaria de una humilde biblioteca de barrio, cuando un chiquito de ocho años salía cargado con seis libros o siete a fin de no tener que volver al menos en dos semanas, sobre todo viendo la disímil selección, sin criterio de ninguna especie mas allá del gusto personal.

A mis cuarenta años sigo siendo tan inquieto para leer como a los ocho, desde la etiqueta de un tarro de desodorante de ambientes, hasta la oscura ficción de H.P Lovecraft, poco dejo pasar, casi todo me gusta, aun me doy tiempo para leer entusiastamente y el día de mañana, cuando sea padre, si lo puedo ser, la herencia que mas me gustaría dejarle a un hijo mío, es ese amor casi inconciente por la lectura, habito que me ha servido en las cosas mas simples, como en las menos pensadas.

En todo caso, cada cosa que ahora escribo, no deja de ser mi humilde homenaje a todas esas plumas talentosas que alimentaron mi fantasía y mi cultura a lo largo de mi vida, ojala, alguna vez, algunas de estas palabras tironeadas, hagan en un tercero, lo que lo leído ha hecho en mi.

1 Perplejos:

Anónimo dijo...
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