Moebius.
Cuando emprendí la ardua tarea de conseguir un nuevo departamento, supuse, sin imaginar primero que seria ardua, que era un buen candidato para cualquier locador, profesional, 40 años, solo, con un sueldo respetable, 18 años de estabilidad laboral, un lujo.
Claro, no tuve en cuenta un pequeñísimo detalle. Mas allá de cualquier estabilidad económico / laboral, una exigencia omnipresente en cualquier inmobiliaria que he visitado y en algunos particulares, una “garantía propietaria”, desde luego si fuera propietario no se me ocurre por que estaría tratando de alquilarme un departamento, bueno si se me ocurre pero no es mi caso, el tema es que no soy propietario.
“Bien de familia” es una bonita figura jurídica que ampara a las propiedades de la posibilidad de ser embargadas, pero también las inhabilita para ser utilizadas como garantía, habida cuenta de la razón de ser de una garantía, por cierto que mi familia, he descubierto últimamente, es muy previsora en cuanto a proteger sus bienes. Después de casi dos meses de recorrer de cabo a rabo mi ciudad, buscando algo un poco mas cómodo que una pocilga, siento que el matemático alemán, el señor Moebius, ha pasado en un momento de su vida por esta experiencia, y ella le ha llevado a deducir la figura matemática que lleva su nombre, dar vueltas apareciendo siempre en el mismo lugar, de la misma manera se me ha vuelto una verdadera constante.
Es un poco complicado ser un monarca sin castillo, sobre todo sin refugio, un exiliado en su propia ciudad, claramente es una experiencia muy interesante aunque quizás no de las mas gratas. De todas maneras el clima es benigno, los primeros sabores de una vida nómada se vuelven a veces amargos a veces dulces, pero en cualquier caso regado de adrenalina, ansiedad y emoción, cada día la aventura de ver un lugar nuevo, la negociación, el fracaso, hasta ahora al menos, no dejan de ser eventos que sirven para madurar y por sobre todo, para sentirse vivo.
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