Más buenas costumbres.
Lo se, lo se, no me miren así, reconozco que soy una lacra social, no es que no quiera crecer, solo que no me nació la inquietud en esto específicamente, se que todos lo hacen, pero eso no es un estigma, el no haberlo hecho digo, no me acusen, nunca es tarde para remediar el jamás haber comido sushi.
Cuando era chico asistía al colegio muñido de algún alfajor, un paquete individual de galletitas, o algo de dinero para comprar golosinas en el kiosco del colegio, que serian mas alfajores o galletitas o por que no algún sándwich. A la salida volvía a mi casa o iba a la casa de mis abuelos donde me esperaba un almuerzo clásico, carne, verduras, alguna sopa torturante, acompañada de pan, agua o algún jugo. A pesar de todo eso era inmensamente delgado así que mis antecesores inmediatos me llenaban de vitaminas. Bien, ahora podemos ver a los chicos en los recreos comiendo ese aglomerado de pedazos inservibles de fruta mezclados quien sabe con que, denominados barra de cereales, sanísimo, un almuerzo en un lugar de comidas rápidas consumiendo hamburguesas de dudosa naturaleza acompañadas de esas simpáticas cajitas llenas de papas fritas, ya no hacen falta las vitaminas, mas bien diría que lo que hace falta es algo de comida real, pero bueno, las cosas evolucionan, ¿evolucionan?
Si ya se, estoy con el tema gastronomico desde ayer, pero es que de repente me di cuenta que la globalización llego hasta a los lugares menos pensados, con sus cosas buenas y sus cosas malas, hace poco hable de la resistencia al cambio, no es eso lo que me pasa hoy por hoy, solo que no todos los cambios necesariamente deben ser buenos, el tema de la alimentación es algo fundamental, de el dependemos para nuestras actividades, y si esta es incorrecta, esta degradada en calidad, no rendiremos lo que debemos o peor aun, acortaremos drásticamente nuestra vida.
Hay cosas que nos llenan de sabores agradables pero que no necesariamente nos representen un beneficio a la salud, no digo que nos privemos de ese regalo sensorial, solo que no sea el eje de nuestra alimentación si no un regalo ocasional, además, hay tantas cosas sanas que nos brindan sensaciones aun mejores que la comida “chatarra”. No estoy predicando, jamás lo intentaría, solo expreso mi pensamiento, los tiempos que manejamos hoy en día quizás no sean los que manejaban nuestros padres, por eso en todo caso no podemos cocinar de la manera que otrora se hacia, pero si amamos a nuestra familia, pensemos que una forma de demostrarlo es cuidando aquello que se llevan a la boca, las nuevas costumbres adquiridas, no necesariamente deben ser saludables, al menos para los que nos somos dueños de cadenas de comida rápida, pueden estar o no de acuerdo conmigo, pero al menos en mi caso decidí que no vale la pena tener un infarto a los cuarenta y dos años solo por el placer de comer la ultima hamburguesa doble con lo que sea, no al menos a diario, asi que bueno, disfruten la vida, hay muchísimas maneras de hacerlo, pero para todas es necesario antes que nada, estar vivo.

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