Carencia.
Casi nadie me leía por entonces así que pocos sabrán mis peripecias domiciliarias cuando escribí “El Regreso del Hijo Pródigo” de la famosa serie, “No Tengo Donde Caerme Muerto”, la ultima hasta ese entonces de la, también hasta ese momento, tetralogía, tenia pensado entonces, Octubre del año 2006, el titulo del cierre de esa serie de, finalmente, cinco escritos, éste seria “El Paraíso Perdido”, claro, jamás lo he podido escribir.
Ayer nuevamente me puse en la piel de Tántalo, y con una sonrisa de oreja a oreja me dispuse a ver lo que seria mi nuevo castillo, claro, me fue como al mencionado personaje en su suplicio.
Veamos, no es que sea desagradecido con la vida, el hijo prodigo puede serlo por que tiene un padre generoso, pero como dije en su momento, él mío no dejara de ser padre y yo de ser hijo, así que a mis 41 años que me reten por que no me he abrigado, o me pregunten si me lave las manos, después de tantos meses dejo de resultarme simpático.
Ayer nuevamente se me escapo la posibilidad de alquilar un departamento, empiezo a pensar que existe un silencioso complot, ya van varios meses, como dije o en todo caso supondrán, que ando compartiendo el techo paterno, al menos cuando me resigno a volver a el, claro; la falta de garantía propietaria hace que el alquilar sea una tarea cuasi titánica y yo de titán no tengo nada, apenas algo gordito pero no da para más.
He recorrido desde los mas lujosos Loft, hasta la mas infecta covacha, la negociación va bien, con una sonrisa, palmadas en la espalda cuando no objeto el deposito, por mas estrambótico que sea, pero la sonrisa amablemente vendedora desaparece con la palabra mágica, “no”, poderoso monosílabo que solo representa la carencia de la ya antes mentada garantía, ante esas dos letras pegadas, desaparecen las sonrisas, me sacan el café aun sin terminar, y rápidamente se me despide, como voy a hacer perder el tiempo del profesional inmobiliario, como he osado acercarme ante sacrosanto lugar sin estar muñido de mi correspondiente garantía, he llegado a pensar que hasta lustran las cucarachas para que sean mas vistosas y le den valor agregado al departamento que ofrecen.
Bien, así están las cosas hasta acá, finalmente el quinto escrito de la serie no es mas que una especie de grito no resignado ante la falta del calido departamento-casa-buhardilla-loquesea, donde reposar mi aguerrido pero cansado espíritu, no bajare los brazos, pero admito que es todo un trabajo para la paciencia, sobre todo con tantas oportunidades de haber estado tan pero tan cerquita del objetivo.
Bueno, a seguir andando, quien sabe que depare el futuro…
"Sepan disculpar la pérdida de la exelencia literaria, bueno, en todo caso de su busqueda, pero ando un poquito energumeno y de alguna manera se refleja hasta en lo que escribo, paciencia, ya se me va a pasar."
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