En los ojos del Fénix.
El ave fénix, tenía una característica muy especial, intrínsecamente mitológica, podía resurgir de sus cenizas. Animal imaginario que muy bien podría representar una cualidad muy humana, la capacidad de recuperarse de los percances que eventualmente pueden llegar a sufrir.
No se a quien se le haya ocurrido ni por que la existencia, dentro de la fauna fantástica de la antigüedad, de un ave tan especial., pero es una de las mejores metáforas de la condición humana. Ni hadas, ni centauros, elfos, gigantes, unicornios, grifos o cualquier otra especie nacida de la imaginación del hombre antiguo, es capaz de representar tan acabadamente una de las mayores cualidades que como personas podemos tener.
Cuando en algún momento hable de halcones y perdices, menudo lío en el que me metí, hable entre otras cosas de la capacidad de aprovechar las cicatrices que muchas veces deja la vida, para ser una mejor persona, mas sabia quizás. Quien es capaz de decir que en ningún momento de su vida no se sintió desgraciado, miles pueden ser las razones, la perdida de un amor, la decisión de relegar un sueño por algo mas material que finalmente no satisfizo minimamente las aspiraciones del diciente, el ver apagarse la vida de un ser querido, el dejar la vida pensando en el futuro sin vivir un segundo del presente, o el lamentarse del pasado sin, de la misma manera, disfrutar el ahora, en cada una de esas ocasiones, ciertamente, al mayoría, se siente morir.
Cientos, miles de veces a lo largo de las horas que forman nuestra existencia nos sentiremos morir, pero, en nuestra naturaleza, mas o menos desarrollado, esta el espíritu de un Fénix, cientos, miles de veces mas, resurgiremos de las cenizas de nuestras angustias y temores, de nuestra mediocridad, para volver a encarar la vida, cada uno de esos renacimientos, nos harán seres mas fuertes, mas nobles, con las marcas de haber vivido, de estar viviendo, seremos, si hemos sabido aprender, mejores personas, mas vivos , mas completos. Cada renacimiento será el comienzo de una nueva existencia, la oruga metamorfoseada en mariposa, cada fénix que habita en nosotros, será mas hábil para resurgir, por que cada vez que las cenizas den lugar al ave completa, nuestro espíritu, será más fuerte y si nuevas adversidades extinguen al pájaro de fuego, este se recuperara más rápido y radiante.
Quiero mucho al Fénix que hay en mi, él me dio la capacidad de ser quien soy, no ante los demás, si no ante mi mismo, el poder respetarme, apreciar cada decisión que tome, valorar el significado del dolor como fuente de vida y por que no de sabiduría. Alguna vez dije que me levanto con una sonrisa, total para perderla tengo todo el día, no es una expresión de deseo, es una realidad con origen en la apreciación que mi propio Fénix, me regaló de la vida que me toco vivir, el día que me cierren los ojos, ese día sabré que parte de mi formación, de mi crecimiento como ser, ha terminado, lo que siga, en la vida que siga, será una nueva etapa en la mitológica ave que me habita así como en mi mismo.
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