Brujerias.
La foto de la mujer amada, un mechón de cabello, un sapo de buenas proporciones, una ceremonia que haría que fuéramos linchados por los miembros de green peace, y de esa manera tendremos en nuestro poder la voluntad, no el corazón, de esa persona deseada que no nos corresponde, patético, ¿no?.
Bien, en el siglo veintiuno aun hay gente que cree que esto es posible, cuando la tecnología nos rodea, cuando la ciencia ha avanzado tanto, aun hay ingenuos que piensan que algo así es posible. Pero, y es la razón de ser de este ensayo, eso no es intrínsecamente lo verdaderamente malo, mas allá de lo lúgubre de estas ceremonias, lo verdaderamente malo son quienes a ella recurren.
El amor no es algo que se obtenga a partir de alguna críptica ceremonia transmitida la primer hora del día de navidad, el amor es algo que se gana o no a partir del conjunto de caracteres que hacen a la personalidad de uno mismo, y en caso de haberlo ganado alguna vez, ese mismo conjunto de caracteres es lo que puede hacer que se pierda y no, insisto, oscuras fuerzas invocadas por terceros. La debilidad de carácter, la falta de auto confianza o la ceguera selectiva, harán que una persona en sus cabales recurra a algo así.
El amor no se gana ni mantiene por mágicos sortilegios, en todo caso la única magia real es el amor en si mismo, se lo gana siendo uno mismo, con honestidad y poniendo sobre la mesa los valores y defectos que tenemos, así, abiertos, puede ser que tengamos la fortuna de ser elegidos por aquella persona que deseamos que nos elija. De una manera muy similar, el amor se conserva con cariño cuidados y sobre todo respeto, sin eso se extingue, y por mucho que nos empeñemos en culpar a terceros de nuestras propias incapacidades, no habrá arte mágica en juego que gravite sobre esa perdida, nosotros mismos habremos sido los artífices de ella.
Cada civilización esta rodeada de mitos y flocklores, algunos de ellos nacidos de la auto negación humana para admitir errores y fracasos, siempre es mas fácil, practico y desde ya menos vergonzoso, endilgarle nuestras falencias a la acción de misteriosos terceros muñidos de una batería de insondables recursos adimensionales.
Si alguien se enamora de mi lo hará por mi mismo, si alguien deja de estarlo probablemente sea por la misma razón, lo cierto que es que no hay míticas fuerzas externas, espíritus, demonios o Ángeles caídos que se dediquen a perder el tiempo en mundanas cosas humanas, pero bueno, cada uno tiene el privilegio de creer en lo que le guste, aunque ante esa situación, preferiría recurrir a la ayuda profesional, no ya de un brujo o bruja, si no de un psicólogo o psiquiatra, que me oriente en los errores que pude haber cometido y la manera de no repetirlos.
Dejen en paz a los batracios, las cosas de la vida son menos misteriosas y retorcidas de lo que muchas veces planteamos, en todo caso detengámonos brevemente a analizar las acciones que nos han llevado a estar en la situación que estemos. Abracadabra.
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